La muerte en Corintos

Hace unos pocos días hablaba con mi amigo Sher Afzal de la situación de los refugiados y migrantes en Grecia, en concreto en Atenas. Le había llamado yo para averiguar cierta información de los campamentos de refugiados sirios en Líbano, pues había oído que en algunos de ellos estaban escaseando víveres hasta el punto de que muchas personas estaban pasando hambre. Sher tiene muchos contactos en Grecia, algunos de ellos refugiados en Grecia pero de origen libanés, así que me decidí a preguntarle.

Siempre que oigo que alguien pasa hambre, se activa en mi interior un dispositivo de alarma y pienso que tengo que aportar mi granito de arena, siempre que yo esté en disposición de ayudar, claro está… Pero la conversación con mi amigo me deparó algo probablemente peor que la situación de pasar escasez de alimentos en un campamento.

Sher trabaja de intérprete para una empresa de capital público-privado que opera en algunos de los centros de detención para migrantes en los que se priva a personas migrantes de su libertad por alguna irregularidad en su documentación cuya solución conlleva un procedimiento complejo, por decirlo de alguna manera. Este tipo de centros existen desde el inicio de la emergencia humanitaria en Grecia, tras la explosión de llegadas en botes a las islas del Egeo el verano de 2015. Yo mismo visité uno de ellos, el de Corintos, en noviembre de 2016, cuando fui a visitar a Umar Shezhad, quién permaneció encarcerlado allí durante más de seis meses.

«David, es terrible. Esta gente (sus paisanos) – me dice al teléfono – está enfermando de estar ahí dentro tanto tiempo. Se están volviendo locos y otras enfermedades varias y no sólo no hay medicamentos para tratar sus males sino que hay un solo médico que pueda tratar de ver a algunos de ellos», me confiesa por primera vez desde que hablamos del tema (nunca me habla en detalle de su trabajo). «¿Qué mal han hecho?», continua… «¡Tan sólo les falta documentación válida aquí, no son delincuentes!»

Es difícil explicar lo que se siente cuando te mueves en un entorno tan depravador de los derechos fundamentales de las personas. Pero cualquiera que lea estas líneas que tenga cierta empatía, entenderá la gravedad de la situación. «Esta gente» no está en la desgraciada situación del limbo que representa estar en un campamento de refugiados (de Grecia, de Líbano o en cualquier otro país), en los que tienen que aguardar meses y años en un proceso muy interrumpido de revisión de sus expedientes de regularización mientras sus derechos y necesidades más básicas solo les son satisfechas en cierta medida (de nuevo, por decir algo realista y no muy injusto para con las organizaciones que operan en este contexto y ámbito humanitario): refugio, alimentación, higiene, intimidad de la persona y de la familia, etc.

Estamos hablando de personas – en su mayoría hombres jóvenes que han viajado solos desde países cuya procedencia les excluye de ser reconocidos como refugiados en un 99% de los casos al tratarse de países de origen como Paquistán, Bangladesh o Argelia, por citar algunos, y que, además de ver insatisfechas las necesidades que otros paisanos suyos experimentan en los campamentos, se ven privados totalmente de libertad y de tratos dignos.

Decía antes que Umar Shezhad estuvo unos seis meses en el centro de Corintos. La gente que está dentro ahora llevan más de doce meses, de quince e, incluso, de dieciocho meses. 18 MESES! las leyes han ido endureciendo las condiciones de recepción a la llegada al país de estas personas y prolongando los tiempos de retención en el país hasta que se resuelva su expediente, que suele acabar con una orden de expulsión sobre el papel y con un vuelo o pasaje marítimo de devolución en caliente a Turquía, país con el que aumentan las tensiones al respecto sobre la recepción de las personas migrantes y con el que la falta de acuerdo actual de la U.E. es en gran medida responsable de esta prolongación de los plazos de resolución y encarcelamiento prácticamente indefinido en Grecia.

La semana pasada, en este mismo centro, se le negaba atención médica a un recluso que acababa de auto lesionarse de gravedad, tres meses después de que un joven kurdo de 24 años se quitara la vida al conocer que su encierro «temporal» en esta cárcel se prolongaba unos meses más… Había estado 16 meses entre los mismos cuatro muros.

Noticia en una publicación griega (Rosa.gr) sobreel suicidio de un joven kurdo de 24 años al conocer que se extendía su encierro.

Encontré esta noticia tras colgar con Sher al teléfono y me parece que lo menos que puedo hacer es darle eco en este espacio virtual que todavía ocupo redactando párrafos que denuncien lo que a mi modo de ver representa una de las peores desgracias que conozco en este mundo. Me corroe la indignación, semanas después, mientras escribo estas líneas, pero la denuncia es necesaria y nuestras palabras son nuestras manos para obrar en este sentido. Con que un solo lector o una sola lectora me esté leyendo, este escrito habrá cumplido su misión.

Yo, por mi parte, no pienso parar aquí, sino seguir más allá en lo que pueda lograr que se visibilicen tamaños abusos de los Derechos Humanos.

Poco después de colgar con Sher, me llamó Umar Shezhad. Me contó que se encuentra bien. Se encuentra trabajando clandestinamente en un poblado rural a una hora aproximadamente de Atenas, empleado en recolecciones agrícolas. Actualmente, cosechando naranjas. Me cuenta que trabaja mucho, de sol a sol, pero que está feliz. Le pagan algo (ha ahorrado algún dinero), come tres veces al día y duerme tranquilo tras caer la noche. Se ríe cuando menciono Atenas y la posibilidad de volver… No hace ni cuatro años que escapó de Corintos y aún es pronto, me cuenta, para volver a jugársela. Seguirá donde está el tiempo necesario hasta que se tenga que poner nuevamente en movimiento. Nos despedimos, como siempre, con un «cuídate mucho» y un «ojalá nos volvamos a ver pronto». Un abrazo solidario en tiempos de pandemia.

Fuego, miedo y cenizas

Ha pasado lo que tenia que pasar. Y esta vez fue un incendio que ha requerido la intervención del Parque de Bomberos insular, que afortunadamente se encuentra a pocas millas del Hotspot de Moria, frente a las instalaciones del campamento de Kara Tepe, en la carretera principal que une Mytilene con el noreste de la isla. Apenas unos cien metros más adelante se encuentra la bifurcación con la carretera que pasa por Moria, que se abre hacia el oeste de la isla.

¡Cuántas veces habré caminado ese trayecto Mytilene – Moria! ¡Cuán en casa me siento allí! y sin embargo… ¡cuánto agradezco no estar allí este año!

Este es un blog personal. Aquí relato mis experiencias y mis impresiones. Me llama la atención, de entre todos los artículos referentes a los incendios que han asolado el campamento estos días, apenas advertir mención alguna a pérdida de vidas humanas o daños graves a la población residente o local (confiemos en que no las haya habido).

Me llaman la atención los calificativos «furiosos» o «agresivos» con los que se describe tanto a «refugiados» como a «los vecinos», o que se diga que «los refugiados impedían a las autoridades apagar el incendio» o que no atendían (los refugiados) a las razones que la policía les daba para que no huyeran despavoridos o desistieran de coger el ferry que estaba llevando a algunos a Atenas desde el puerto en el que tantas veces me he embarcado.

https://www.lavanguardia.com/internacional/20200911/483399797969/moria-lesbos-incendios-refugiados.html

Podría arremeter contra tintes xenófobos que se desprenden de tantos artículos de los diversos medios de comunicación, la mayoría de los cuales no publicaba nada de Lesbos desde el pasado mes de marzo, pero prefiero quedarme con lo positivo, que siempre hay, incluso en situaciones de desgracias como estas. Procedo a enumerarlas brevemente:

  1. La labor siempre admirable de los bomberos, aquí en España y allá en Grecia, especialmente en las islas, en concreto en Lesbos, cuyo Parque tuve ocasión de visitar con el segundo equipo de G-Fire en 2016.
  2. La Labor de los equipos de ayuda humanitaria, en especial de pequeñas ONG que han movido mares y cielos para poder continuar trabajando allí, tras cinco años de emergencia, en medio de un clima político y social cada vez más adverso y beligerante, como demuestra el hecho de la presencia ya casi rutinaria de grupos de neonazis llegados expresamente a la isla para intimidar.
  3. El traslado de los colectivos más vulnerables a centros de alojamiento fuera de las islas, a la Grecia continental, especialmente del colectivo de menores no acompañados (niños y adolescentes que han llegado solos) del que se estima sean unos 400 menores, así como casos de extrema vulnerabilidad tales como mutilados y lesionados de guerra y personas con discapacidad completa o parcial. Afortunadamente, siempre acontece este tipo de decisiones tras la irrupción de una helada en invierno o un incendio en verano.
  4. La reacción de la comunidad internacional, desde los más altos organismos de la U. E. y la O.N.U. hasta cada uno de ustedes, amigos y conocidos, cuya sensibilidad a las causas humanitarias no les permite pasar del todo por alto este tipo de desgracias y, en especial, me remiten a mí artículos y preguntas o ánimos que, vuelvo y repito, son de mucho agradecer pues le hacen sentir a uno que no está solo.

Y créanme que no es poca cosa esto último que escribo.

Se los dice alguien que ha continuado yendo a Lesbos, Tesalónica y Atenas para volver a encontrarse con personas que habiendo conocido tres o cuatro años atrás, han regularizado en mayor o menor medida su situación en el país (heleno), pero continúan su vida bastante solos, por decirlo de alguna manera.

Y acabo: quien me conoce sabe que este año ha sido doblemente difícil para mí (nótese que no he mencionado el COVID-19 en todo mi escrito) pues hace hoy justo 6 meses despedía lo mejor que pude a uno de mis amigos que mejor me conocía, a la par que mi progenitor, y que, por si esto fuera poco, los primeros seis meses del presente año sólo he podido caminar gracias a un par de muletas que me prestaron unos amigos.

Quien me conoce bien sabe que de no ser por una fractura en el pié y por la pérdida de mi padre yo estaría ahora alineado ahora mismo en una batalla que no deja de ser la mía, por muy dura que sea la fase en la que ahora entra, pues entre humanidad y cualquier otra cuestión, me decanto por la primera. Sólo me resta darles las gracias a cuanto se han acordado de mí estos días, a los mensajes y ánimos recibidos, a la vez que aprovecho yo para reenviarlos a mis amigos en Grecia, sin etiquetas: ellos saben quiénes son.

Y a los que me animaban a escribir: muchas gracias. He vuelto a hacerlo.

Meet me, meet them

It is hard to watch today how lots of people adult and children queue up in no man’s land between Turkish and Greek border lines and control posts. It is even harder to see how many literally make holes in the borders of barbed wire that Greece has set up all along its boundary with Turkey – same thing that Bulgaria did around 2013.

How long would that grip from Turkey hold on since the shabby E.U. deal came into force last march 2016! It was not enough for all of us to witness, cover and denounce that stampede on european soil that was named after that greek macedonian mountain village called «Idomeni».

Look it up on your web browser. Idomeni is gone up into posterity – at least virtually. But it was not enough. Was it only the beginning? of the end?

How long would that ever increasing multitude of displaced crowds from war-torn countries such as Irak and Syria would stick to overpopulated camps and suburbs in neighbours Turkey, Lebanon and Jordan, provided they have been given shelter… Have they?

Now, do not miss the whole picture. Those Refugees queuing at the border are only a tiny fraction! You may well forget that Refugees comprise a far broader range of displaced populations than the kurd-arabic one trapped in the Middle East. Do not forget Iranians, Afghanis, Pakistanis, Bangla, Myanmar, Sri-Lanka and a huge bunch from African nationals from Algeria to Congo and Senegal keep atempting the mediterranean crosssings every night and day.

Ok. Now you remember. But still, do you remember those tens of thousands of asylum seekers stranded on the greek agean islands of Lesvos, Chios, Samos, Leros and Kos since 2016. You probably remember Moria. Moria 2016. Moria 2017. Moria 2018… Here is where I step in! I do remember: from Moria 2015 to Moria 2019, when I visited last november.

Meet me: a simple guy that can´t help keep coming over such a dirty place once and again. What for? To grasp some humanity, to welcome heroes from the crossings. To meet up with (four year-)old friends. What have I done? Nothing, but for a few people I came across their way.

What can I do? Nothing. A fracture in my right foot has held me down here on the Canaries, in the Atlantic… Was it not for this broken bone I might be round Moria or Vathy camp supportingly working for camp residents with a partner NGO for platform. And I am grateful! I would be exhausted under the current harasment against the refugee and volunteer community in those places. We need to be grateful to destiny and keep calm.

I need to knee down at home and support my family now. But you… meet them!

You may be looking frightened to these lots making the holes in the border. May well be afraid of their arrival. But watch out! stare at them! They are heroes! they are humans. Meet them!

«Sálvese quien pueda»: segundas partes nunca fueron buenas

Era el mes de marzo de 2016 y estaba uno entrando en shock, al comprender los planes de un bloque de naciones receptoras de inmigrantes que deciden el destino del continente europeo y el de todas las personas extranjeras «no deseadas» (en cuanto a vivir en él) que se proponen alcanzarlo. Como antes ocurriera en las costas mediterráneas de Italia y Malta, el escenario eran las islas del Mar Egeo, pertenecientes a Grecia, Estado Miembro de la Unión, que durante años de esta nuestra década viera los Derechos de sus nacionales drásticamente sacrificados al espectro económico y financiero del bloque. Unos griegos asfixiados por la subida impositiva del gobierno de turno a la deriva entre uno y otro y otro «rescate» (de las instituciones financieras), fueron los primeros rescatadores de la avalancha de botes que ocurrió a partir del verano de 2015 y que no ha cesado desde entonces.

////Los////medios centraban la atención sobre los refugiados sirios (mientras las fronteras se empezaban a blindar igualmente contra ellos), a la par que sobre la guerra contra el Estado Islámico en este país, Siria. En esos primeros meses del año, la siria (junto con la iraquí) era la única nacionalidad a la que se dejaba pasar en las diferentes fronteras que existen en la Ruta de los Balcanes que les condujera y conduce a través de la antigua Yugoslavia a la Alemania prometida. En efecto, los afganos llevaban retenidos en Grecia desde principios de 2016. A los paquistaníes y resto de asiáticos se les organizaban redadas en los campamentos gestionados por grupos de voluntarios internacionales en lo alto de la noche para retornarlos forzosamente a Turquía y, desde ahí, ver qué hacer con ellos.https://conlosrefugiadosenlesbos.wordpress.com/2016/03/

Salvese quien pueda/un dia en el mundo

Hablaba (como digo, en shock) en aquel post de este blog de un «deterioro» de la situación de acogida a personas solicitantes de asilo en islas como Lesbos. Los que nos quedamos allí en esas fechas del Acuerdo con Turquía vivimos una realidad agridulce con grandes satisfacciones pero con más importantes lecciones que aprender cada uno de nosotros. «Todos» (como nos recordaban en los distintos eventos formativos que se nos ofrecían en los principales hoteles de en Mytilene y en las afueras de la ciudad) «somos vulnerables». La restricción de libertades y derechos a las personas refugiadas nos afectaban en primera persona, especialmente a los que estábamos en tierra extranjera y no podíamos comunicarnos en griego con las Fuerzas del Orden.

Pero hoy, si hablábamos entonces de deterioro, ¿de qué podemos hablar? La palabra «deterioro» es inútil. Muchas otras palabras que habitualmente usamos para describir la realidad de lugares como Moria en Lesbos no resuenan: hacinamiento, revueltas, altercados, atropellamiento, redadas, deportaciones, encarcelamiento, etc. Han perdido su resonancia.

Y yo sólo puedo:

«Volver, callar, forzar la realidad. Doler, arrasar; sentir que no doy más! Puedo escurrir. Puedo pasar. Puedo también fingir que me da igual! Puedo incidir, puedo escapar, puedo partirme y negociar la otra mitad…»

Y ellos también!

Greece put on hold

Who does not prefer any other month in the year than August, in order to travel around hot Europe and the middle East? Crowds of people hanging around central squares and fountains making up barricades of mineral water plastic bottles and lots of beverages ready to stand up in the shade until God King Sun shows mercy on its way west! Yeap, august! Not the easiest month ever for coming down gently in the capital cities of the Nations on the northern hemisphere.

But somehow, for the last three years I have been coming back to Greece between july and august, surprisingly enough for myself. By this time last year I spent a week in Lesvos, in my house, Gigilinis house. And that was it.

Approaching Mytilene Bay from the ferry. August 2018

To be true, I would be there right now if it were not that I fell off about four meters high on a mountain path while hiking my way down from the peak. Fortunately enough, I just got my left forearm injured and nohing else. I was visiting a friend from Lesvos times in Oviedo and after the accident I continued a series of visits round Castilla y Leon meeting up with former GFire volunteers down Mytilene Castle. It was winter time 2015/2016. Glorious!

On my mind was Umar Shezhad, who has completed 3 years in Moria prison, and of course all those other Refugees I have assisted all this time. But things occur for a certain reason. And I had to interpret this mountain fall as a sign to come back to Gran Canaria and take up strength enough to depart later on in new trips destination anywhere. For all of you whom I failed to meet up with last july, you are kindly requested to keep in touch the rest of this year-s love. In the hope that I see you soon again someday I remind you that you are all very welcome to the Canary Islands, Spain. Refugees welcome!

Grecia va a tener que esperar

Tras volver de un sexto viaje al estado heleno el pasado verano de 2018, he pasado una temporada en las Islas Canarias, una tierra donde he sido criado y donde he ejercido de asesor o perito agrario desde 2006. Tras un lustro de abandonar este sector profesional de motu propio, era nuevamente contratado por una entidad de Gran Canaria a finales de año pasado para dinamizar un proyecto en la isla en torno a residuos agrarios y desarrollo rural. Faltaba solo un año para el lustro desde que marchara de mi última empresa y de las islas al cerrar el ejercicio económico de 2014.

Desde entonces, pasando a la ida y a la vuelta por mi primera casa extranjera en Europa, Irlanda, mi vida ha transcurrido entre Madrid y Grecia desde finales de 2015, volviendo a casa solo para contarla y para compartir tiempo de vida con los amigos de siempre y la familia más cercana. Pero esto lo saben casi todas las personas que me conocen y casi de sobra está decirlo.

Lo que no saben es que, aunque yo mismo me hubiera atrevido a vaticinar que no iba a regresar a Lesbos en las entradas mas recientes de este blog, estuve a punto de volver a hacerlo en las semanas pasadas, probablemente desoyendo los ecos de cierta voz que impregna la rotación de los astros celestes en nuestras vidas bajo ese conglomerado insustancial que llamamos «destino». Vean si no:

https://conlosrefugiadosenlesbos.wordpress.com/2018/09/07/se-acabo-lesbos/

Al menos para mi!

La idea o el hábito de volver a Grecia venía tomando fuerza mientras más larga se volvía mi estancia en Gran Canaria, si bien la rechacé varias veces de mi mente desde que finalizara mi último contrato el pasado mes de mayo. Pero tras plantearme un viaje primero a península ibérica este verano, no podía descartar volver. Al fin y al cabo, tenía tiempo… ¡Y dinero!

Pero esta vez iba a ser diferente. Esta vez iba convencido de que no lo iba a hacer por asistir a nadie, porque alguien pudiera necesitarme. Como prueba de ello he clausurado mi crowdfunding con el que muchos de ustedes colaboraron durante el pasado trienio… (¡Aunque no he dejado de recibir solicitudes de asistencia de algún tipo nunca desde entonces!). Esta vez iba por lo personal, por mi ser. Por esa parte de mi persona que ya se identifica con las vivencias griegas, de igual manera que otra parte mía es irlandesa y otra, alemana. Ansiaba en cierta forma pisar Grecia y había previsto como hacerlo. Dos salvedades con respecto a los seis viajes anteriores: primero, iba a visitar a muchas personas especiales para mí que, habiendo trabado conocimiento con ellas en Grecia o en el camino de ida o vuelta, viven en España y a las que necesitaba conocer o reconocer tras la vivencia pro Refugiados compartida atrás. En segundo lugar, mientras mis ansias griegas iban en aumento tras estos encuentros en península, iba igualmente tomando forma el arribar a Grecia, por vez primera, en barco, haciéndome a la mar a imagen y lejana semejanza de la gran mayor parte de los desesperados solicitantes de asilo de medio mundo (África y Oriente Medio y mas allá), pero desde la seguridad que ofrecen los pasajes de turista de las principales navieras internacionales a cuyos buques sí esta permitido levar anclas y atracar puerto, a diferencia de a los botes neumáticos provenientes del litoral norteafricano o turco, a cuyos ocupantes ninguno de los estados miembros de la U.E. quiere dejar desembarcar.

Pero no pudo ser esta vez. Tras tres semanas de visitas y reencuentros entre Castilla y Asturias, Palencia y Valladolid, me vino el momento de regresar a Gran Canaria y de posponer Lesbos. El principal motivo fue la fractura de radio distal de mi brazo izquierdo, que me hizo continuar viaje con brazo escayolado tras mi estancia en Asturias.

Nada que lamentar. El accidente cuya consecuencia directa es la fractura pudiera haber sido mucho peor. He tenido suerte. A pesar de este episodio pude disfrutar de la hospitalidad de aquellas personas que mas necesitaba ver. In Spain. Ahora repongo fuerzas con reposo relativo mas que absoluto en mi ciudad, mientras evoco ese maravilloso contacto con la naturaleza que tuve en el mes de julio pasado. Las personas que necesite ver en Grecia seguramente sigan alla cuando vuelva a estar en forma para viajar. El calor sera menos sofocante y la afluencia de turistas, menor.

«Ferries for safe passage, not for deportation!

¿Qué será?

Estimados lectores, donantes y amigos:

Esta entrada va especialmente dedicada a todos aquellos de ustedes que me han apoyado en mi aventura griega de solidaridad con las personas solicitantes de asilo en el país heleno, desde que fui por vez primera a Lesbos a testimoniar cuanto les ocurría a todas esas personas que arribaban a sus costas en precarios botes inflables procedentes del litoral turco, a tan sólo unas pocas millas náuticas de distancia hacia el este.

Especialmente, revisando hoy las donaciones de todos ustedes desde que comencé con la campaña de recogida de fondos en la plataforma GoFundMe, en diciembre de 2015, coincidiendo con mi primer regreso de Lesbos y con la creación de este blog, es emocionante leer los nombres de todos ustedes y los meses que hace desde que cada uno y cada una hizo su primera donación: 10, 24, 35 y hasta 42 meses atrás.

Entre tanta ida y venida, la labor de concienciar en escuelas y centros cívicos y culturales entre otros ha sumado nuevos amigos y nuevas manos y colaboraciones a la campaña, lo que, sumado a la identificación continua de necesidades entre las personas beneficiarias allá, ha hecho que no viera el momento de cerrar la campaña.

Pero ese momento ha llegado. No tiene sentido mantener la campaña. La situación está estable, las donaciones fluyen, y en Grecia no se pasan hambrunas ni calamidades epidémicas (de momento). De hecho, en Grecia no pasa nada. Y, de Grecia, no pasa nadie (por la vía legal, regular, ordinaria…) o casi nadie (a toda regla hay siempre excepciones). Las personas refugiadas y solicitantes de asilo se hacinan en campamentos a los que llegan puntualmente los catering y los servicios de enfermería de las principales ONG, o en las calles y edificios ocupas de Salónica y Atenas, esperando ser presa de eso que llamamos «mafias» pero que ellos pueden llamar la alternativa o salida única posible del país.

GRACIAS a todos por estos 42 meses, y por los que sean (muchos de ustedes llevan muchos meses más) y gracias múltiples a todos aquellos que han donado repetidamente en estos años, que son muchos. Yo, mientras tanto, me he recuperado económicamente, después de volver a trabajar tras cuatro años en situación de desempleo. Y, por supuesto, pienso volver a Grecia.

Sigan este blog para más información. ¡Besos y abrazos!

DFP

Just three years ago

This is just me. Composing a few lines to let you know that I am still here, still writing.

Many people has encouraged me to go on writing as motivation has consistently been on a low for the last years as the circumstances of life for Refugees in Greece had become completely stuck.

It surpises me every now and then to see how deep underneath my life has been angled to the lifes of a lot of people from a bunch of different countries in places such as Mytilene, Polykastro or Athens.

Even now that I decided to cut off with previous projects and collaborators all along the country, and when I start feeling that I got over it, memories just come to mind as it is something I am still living.

I read no news. I know nothing. I am not informed. But I know what it is like to be there. Good friends still remain stuck there and other friends and former volunteer mates mostly from and in Spain now, keep on requesting any contact or information from me lately.

And the truth is I feel good at telling them, at being useful. It feels good to be part of it when actually doing no efforts at all. Writing this blog entry in English surely roots back to this greek international long term volunteer experience besides other key vital experiences of my previous european life abroad.

I am in no position to give speeches o presentations to the public nowadays, but if you still need to check any issue concerning Refugees in Greece, you are welcome to come on to me.

Warmest regards from the Canaries,

 

D.

Se acabó Lesbos

Se acabó, para mí. Se acabó Lesbos.

No quiero seguir yendo a Mytilene, no me ha gustado nada de lo que he visto y he sentido en mi sexto viaje a la isla, el pasado mes de agosto de 2018. A falta todavía de un trimestre para que se cumplan tres años de mi primer viaje en 2015. Ahora sé que, de volver, volveré a visitar a los amigos que me queden allá, que espero que no se sean refugiados, sino gente de allí, del lugar, gente como Barbara Gigilini y su familia, o como Emmanouil Chazichalkias, Elena Moustaka, Natassa Papanikolau, Strati…

La vida en Lesbos dista mucho de aquella época dorada a finales de 2015 y comienzos de 2016 (hasta la entrada en vigor del pringoso acuerdo U.E. – Turquía) en que los voluntarios de todo el mundo respondíamos a una ausencia total de respuesta estatal (de ayuda humanitaria) y en la que había aún cierta libertad de movimientos para los solicitantes de asilo en toda Europa, especialmente de las islas del Egeo hacia Grecia continental. No es fácil ir a visitar a personas como Umar Shezhad, solitante de asilo sin fundamento para obtener protección, quien llegara a Moria en febrero de 2016, cuando aún brillaba bajo la nieve el campamento de Better Days for Moria, en torno al cual muchos de nosotros concentramos nuestras actividades y conocimos la realidad de estas personas y del trasfondo político.

Todos están cansados. Los inmigrantes y refugiados de estar en Moria y de estar bloqueados en una de las islas del Egeo (como Chíos, Leros, Samos, Kos…); la población local de tener esas poblaciones refugiadas retenidas en las islas, y de que no se les dé vía libre al continente. Los cooperantes también nos cansamos. Tenemos que reponer energías cada ciertos meses y salir de ese ambiente lleno de cansancio y frustración. Entre la población local, crece el racismo y la xenofobia – esa palabra tan temida, y noticias de discriminación racial empañan continuamente el buen talante de algunos medios de prensa. Tal es el caso de la reciente decisión de la municipalidad de Mytilene, de limitar la entrada a la ya de por sí pobre y triste playa de Tsamakia a los nacionales griegos, con el objetivo descarado y degradante de impedir el baño a la población inmigrante:

Mytilene deniega el acceso a los inmigrantes a sus playas

No son sino pequeños gestos que hablan por sí solos de lo acontecido en estos tres últimos años, pequeñas erupciones en la piel que dejan ver la intoxicación de gran parte de la población al aplaudir o no denunciar este tipo de gestos de las autoridades. Afortunadamente, siempre hay una parte de la población que está presta a mofarse y denunciar a todas luces y a toda vez esta degradación de su entorno y sus gentes, como las personas que nombraba al comienzo de esta entrada, que tengo la suerte de contar entre mis amigos.

Durante los últimos años, su presencia allí ha sido motivo de visita para mí…

No more Moria. Moria no good

This was the last time I headed to the so called Moria camp. I needed to see Umar Shezhad, of whom some of you may have already heard about. I met him in this very same place 2 years ago, july 2016. He had been in this place since february that year. He tried to escape and get smuggled to Athina, like all disregarded asylum seekers on the Aegean Islands, on Lesvos. He failed and was hence imprisoned in Corintos detention centre, where I visited him last november 2016. After six months Greece failed to deport him so he was sent back to Moria, where I met him last november 2017. From here he is awaiting his only chance to get to Athens, through smugglers of course. His only alternative is deportation to Pakistan, where his family keeps telling him he is welcome to start up a new life and business. But Umar is determined to be free, not being forced. And he has told his dad and eldest brother that he is playing all his cards till the end.

I was amazed to see how fit he is. How calm shows up in his stirn. I am still amazed. This place makes you go crazy. «I go nuts sometimes» Umar admits laughing in a more clear and fluent English. I still remember his lack of command of the english language in our early encounters. He has grown strong, definitely. Police beated him twice so far, he tells me. No details about it here. He just laughs about it. Can you tell I admire him? I do! He even does some interpreting Urdu/English when we meet an alledgely minor guy from Pakistan (a boy) that his cousin Naveed Muhammad has asked me to visit at this place.

«I do not want to ever come round this place again» I tell him. «Why?» Says he suprised…

I am not coming back. I am tired of this place and its system. I am gonna fight bak the system but neither volunteering nor even working here.

My local friend, the very committed journalist Barbara Gigilini informs me about a good bunch of new interesting projects when I visit her in their local paper office, Politika. I will follow them through the distance, and who knows! There may be something for me someday. But for now I need to move on. This seems to be my personal farewell to Mytilene and the islands of Lesvos. I need to find my place and I do not feel it is round here anymore.

In a few days I shall be leaving Greece, after meeting Sher Afzal in Athens. I needed to come so badly, even though for no specific reason in principle. Though now, looking back, I understand the reason was to meet my fellows Refugees still trapped on this land. I am happy to see most of them have moved on to the rest of Europe. But it certainly was a healing experience for me to meet up with Umar as it was to meet Mohammad Tabanja the week before in Polykastro. I wish them both success in getting to Italy or to Spain or to anywhere out of this country. May the force be with them.

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